Hillerslev (Dinamarca).
Jonas, como la gran mayoría de niños a su edad, juega al fútbol. Pero muy pocos le pasan la pelota. Dicen que porque es pequeño de estatura. Es tímido y no se queja. Olvida el balón y fija su mirada en la bicicleta de su padre, un cicloturista que intenta salir dos veces por semana a practicar su deporte favorito. Pronto el pequeño Jonas recibe de sus padres una bicicleta de carretera como regalo. Encima de ella tiene la sensación de volar. Disfruta como nunca había hecho con el fútbol. Y se le da bien. Tanto que su padre recibe formación en entrenamiento y nutrición en la misma Federación danesa de ciclismo. Augura un buen futuro a su hijo y quiere estar preparado para ayudarle.
Jonas crece y con él su pasión por el ciclismo. A los 19 años entra a formar parte del equipo danés Coloquick-Cult y comienza su formación ciclista en serio. Durante los veranos, su padre le lleva a ver en directo el paso de los ciclistas por los grandes puertos alpinos del Tour a la vez que aprovechan para entrenar por esas cumbres que, sin saberlo, van a formar parte de su futuro como ciclista profesional. De familia humilde, Jonas comienza a trabajar por las mañanas en una fábrica de pescado, de 6 a 12 horas, un horario que le permite entrenar por las siempre ventosas, frías y llanas carreteras de su región llamada Syddanmark.
El día que lo cambió todo para Jonas Vingegaard
Poco a poco el ciclismo va convirtiéndose en su objetivo número uno. Sigue evolucionando, pero una rotura del fémur le obliga a reconstruir su forma física de nuevo. Y llega el día en el que su vida va a girar 360 grados. A unos 700 kilómetros de Dinamarca, en un lugar de Holanda, dos cazatalentos buscan jóvenes para su escuadra. Hace años acertaron al traer desde Eslovenia a un excampeón júnior de saltos de esquí, reconvertido al ciclismo por culpa de una grave lesión. Acierto pleno. Su nombre: Primoz Roglic. Como buena academia, manejan informes de todos los rincones de Europa, escudriñan canteras, asisten a carreras y hablan con numerosos entrenadores de jóvenes promesas. En una de sus incesantes búsquedas piden un informe al equipo de Jonas. Ahí, entre unos documentos rellenos de valores y cifras que sólo los especialistas de alto rendimiento pueden conocer, ven por primera vez el nombre que hará historia en su escuadra: Vingegaard.
Tres años después, “little Jonas”, como le siguen llamando en su equipo, ya no es tan pequeño. Sube a lo más alto del pelotón mundial: acaba de conseguir su primer Tour de Francia.
Vingegaard vs Pogacar: el duelo más esperado
El futuro puede ser maravilloso. Todos nos imaginamos lo que nos puede deparar la lucha de Tadej Pogacar (23) frente a Jonas Vingegaard (25). Uno, espectacular, explosivo, muy completo, capaz de ganar en pruebas muy diferentes; puede hacer historia; el otro, un excelente escalador, muy buen contrarrelojista y con un gran rendimiento en vueltas de tres semanas.
Los dos tienen caras de buenas personas. Respetuosos con sus rivales, han demostrado en este Tour de Francia 2022 varios detalles de auténticos caballeros. Los aficionados estamos entusiasmados.
El esoloveno Pogacar sabe que tiene un rival a su altura. A partir de ahora tendrá que trabajar en diferentes estrategias para derrotar al danés. Al danés Jonas Vingegaard se le han escapado varias lágrimas durante este Tour. Muy sensible a las emociones, pero con una mentalidad envidiable. No se conforma con el segundo puesto. Y aunque su rostro y cuerpo no lo aparenten, es tremendamente ambicioso encima de la bicicleta, no se rinde. Muy prudente con sus declaraciones en las que se aprecian rasgos de timidez y humildad. Además, a su lado tiene un increíble equipo donde no paran de trabajar para seguir mejorarando.
Ojalá vivamos unos años de duelos legendarios.
Gana el ciclismo. Ganamos todos los aficionados. ¡Qué grande es el ciclismo!