El auge de las marchas cicloturistas en España permite conocer increíbles casos de superación personal que ilustran estampas cicloturistas dignas de ser resaltadas.
En la marcha cicloturista Ruta de los Castillos celebrada en Ayora (Valencia), tuvimos la oportunidad de conocer a un jubilado de 62 años que, con su furgoneta convertida en pequeño dormitorio, recorre España para unirse a miles de cicloturistas y pedalear junto a ellos. Pero hay algo que lo distingue del resto. Este jubilado de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) es sordo y sólo con su audífono puesto es capaz de escuchar sonidos y palabras con nitidez.
Aunque quiso mantener el anonimato, nos contó que recorre cerca de 10.000 kilómetros al año y que su marcha cicloturista preferida es la Quebrantahuesos, a la que ha acudido ya en cuatro ocasiones y en las cuatro ha finalizado con éxito. Llegó a Ayora, cuatro días antes de la marcha y decidió recorrer sus parajes y carreteras saboreando sin prisas el placer de pedalear por lugares nuevos. Aparcó su vehículo junto a un polideportivo y un bar; convirtió su furgoneta en un dormitorio sin lujos y vivió como nadie todo lo que rodea a una marcha cicloturista.
Su filosofía está muy clara, sale a su ritmo y no le gusta parar mucho para que el físico no se resienta. Todas las marchas que disputa las acaba de manera perfecta.
Tras la marcha le pudimos observar comiendo con el resto de cicloturistas pero a la hora de compartir experiencias su sordera es un obstáculo, sin duda alguna, aunque la ayuda del audífono le impide estar completamente aislado. Para nosotros es un ejemplo tan grande de superación que hemos querido dedicarle estas líneas para sacarle del anonimato, de la soledad que su discapacidad le provoca a veces pero que no le impide demostrar su gran amor por el ciclismo.