Jaizkibel Protegida por castaños, el alto de Jaizkibel es ideal para ser subido en invierno. Imagen tomada un 29 de diciembre. Foto: qué grande ser ciclista

Protegido por castaños, el alto de Jaizkibel es ideal para ser subido en invierno. Imagen tomada un 29 de diciembre. Foto: qué grande ser ciclista

Subir en diciembre o enero el alto de Jaizkibel (Guipúzcoa) permite pedalear rodeado de cunetas acolchadas de hojas de castaño; otorga la posibilidad de admirar unas increíbles vistas del mar y la montaña; ayuda a rodar protegido del viento y del frío, suavizados gracias a su orientación y a la proximidad del mar cantábrico. 

Jaizkibel  ha protagonizado muchos años el desenlace de la prestigiosa Clásica de San Sebastián, a veces es su ascenso la clave de la carrera pero en otras ocasiones es el descenso el que decide la cabeza de carrera que llegará hasta la meta de la capital donostiarra. Con la incorporación de las rampas de monte Igueldo en el recorrido, a pocos kilómetros de meta, Jaizkibel podría no ser tan decisivo a partir de ahora.

El ascenso desde Hondarribia permite iniciar la escalada desde sus mismas calles para ganar altura rápidamente y obtener desde la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe unas maravillosas vistas de la bahía de Txingudi, la desembocadura del río Bidasoa y donde se divisa la vecina Francia con su niña bonita, Hendaya. Ésta sería la primera parte de la ascensión. La segunda, tras un pequeño descenso es la más dura, pero es un puerto de no más de 9 kilómetros accesible para formas físicas todavía por construir.

La opción de, una vez coronado, afrontar un kilómetro hasta el repetidor, es perfecta para exigirse un poco más.

 

 Alto de Jaizkibel: las cifras

infografía: qué grande ser ciclista

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