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A veces la mala suerte puede acabar con la carrera de un prometedor ciclista

 

 

Existe en la actualidad un joven que decidió ser ciclista a los 12 años “porque no valía para otros deportes”. Con 20 años este joven ciclista apareció en 2006 por Cantabria para disputar todo un referente mundial del ciclismo amateur: el  circuito montañés.

Allí, este aprendiz de ciclista nacido en un pequeño pueblo de Holanda, venció y deslumbró a todos, rivales, periodistas y aficionados. Futuro brillante para un país necesitado de grandes victorias. Su segundo puesto final en el Tour del Porvenir confirmaba todas las expectativas volcadas en sus prometedoras piernas.

El espigado y fino ciclista, al que pronto apodarían “el ganso” por su morfología corporal, no tardó en encontrar un equipo profesional que le arropase. Con 21 años pasó al campo profesional. Viajó hasta California y allí disputó la victoria final a un ciclista consagrado: Levi Leipheimer. Ganó la clasificación de los más jóvenes y luego fue quinto en la Vuelta a Alemania y segundo en la de Polonia.

La progresión seguía su curso y parecía no tener límites.

Sus primeros traspiés como ciclista

Con 22 años disputó su primera París –Niza. Tras la terrorífica subida a Mont Ventoux se puso líder y aguantó hasta el penúltimo día, cuando un despiste bajando un puerto le permitió a su gran rival, el veterano Davide Rebellín, sacarle el tiempo justo para arrebatarle el triunfo final. La inexperiencia impidió su primera gran victoria a nivel profesional.

En esta misma temporada fue cuarto en la Dauphiné Liberé y décimo en los juegos olímpicos de Pekín. Participa por vez primera en una grande, la Vuelta Ciclista a España y es séptimo al final de la prueba. Acaba el año con un décimo puesto en el mundial de ruta.

 

El Tour de Francia no se hace esperar y con 23 años lo disputa por primera vez. Una caída en la quinta etapa acaba con sus ilusiones. Su gran objetivo se esfuma. Sin embargo prepara con mimo una nueva Vuelta a España y lucha hasta el final entre los cuatro primeros. Una fuerte caída a tres etapas del final le relegaría a la sexta posición final.

Acaba la temporada ganando el Giro d’Emilia.

Una conmoción a nivel personal

A los 24 años repite su objetivo de disputar el Tour. Esta vez confirma su valía y acaba sexto en la general y segundo en la  clasificación de los mejores jóvenes. Demuestra que es un corredor de grandes vueltas. Acaba la temporada ganando el Gran premio de Montreal y el Giro d’Emilia de nuevo.

Sin embargo a nivel personal ese año recibiría una de esas noticias que un hijo desea no escuchar: su padre fallece en un accidente practicando mountain bike. Criado dentro de una familia humilde de ganaderos, esta muerte le afectará sobremanera al estar muy unido a su progenitor.

La noticia es tremenda para todos.

El accidente más grave

En 2011 todas las miradas vuelven a ponerse en él. Su juventud y clase les lleva a muchos a considerarlo uno de los favoritos del Tour.
Su inicio de temporada es muy bueno, ganando el Tour de Omán (con dedicatoria especial para su padre), segundo en la Tirreno Adriático y tercero en la Vuelta al País Vasco.

Pero llega al Tour con excesiva presión y se hunde en las etapas decisivas. Acaba en el puesto 33.

Lucha por recuperar la ilusión y prepara los mundiales con fuerza.  La desdicha decide seguir viajando con él. Sufre un grave accidente entrenando. Un coche le destroza el fémur. Adiós a la temporada y lo peor es que nadie le asegura si va a poder volver a competir.

2012 es una incógnita. ¿cómo quedará su pierna? ¿podrá volver a recuperar su clase? Los días de hospital se hacen eternos y las dudas y los miedos se apoderan del holandés. Con gran sacrificio retoma los entrenamientos y en febrero disputa la Vuelta a Andalucía. Progresa con lentitud pero en mayo consigue una sensacional victoria en el Tour de California que le vuelve a poner en la lista de favoritos para hacer un buen Tour de Francia. Pero de nuevo, en medio de una gran caída de medio pelotón se encuentra «el ganso». Obligado a retirarse, a sus 26 años las oportunidades van escapando de manera inevitable.

Al año siguiente inicia un cambio en su preparación. Todos los esfuerzos están destinados a participar en su primer Giro de Italia. Lo afronta con ilusión y los nueve primeros días se instala entre los primeros en la general. Sin embargo en la primera etapa de montaña pierde tiempo y el resto de días ya no recupera bien. Un fuerte constipado le obliga a abandonar, La decepción se instala en su entorno.

Acaba la temporada con la alegría de ganar el Gran Premio de Quebec.

Su corazón no funciona

2014 quiere ser un punto y aparte. Con 28 años ya no es una promesa y son muchos los que ya no creen que pueda ganar una de las grandes. Casado y padre de una niña, este delgado ciclista hijo de ganaderos observa que su corazón lleva tiempo sin funcionar como debe. A ratos se desboca y no recupera el ritmo normal. Al principio lo lleva en secreto con su preparador y director deportivo porque no siempre le sucede. Pero en la Vuelta al País Vasco todo ocurrió muy rápido. El holandés ve que puede tener consecuencias graves para su salud y decide parar. Pasa un exhaustivo examen y el resultado es concluyente: sufre arritmia cardíaca.

Su carrera profesional vuelve a peligrar.

Es operado de inmediato y los doctores le dicen que tiene un alto porcentaje de que no se vuelva a repetir. Aún así la cautela se instala en su cabeza y retoma con precaución los entrenamientos. No llega a tiempo para el Tour y decide prepararse para la Vuelta.

Junto a su mujer

En la Vuelta de 2014, aficionados y periodistas celebran su regreso cuando se coloca entre los mejores. A falta de una semana se mantiene séptimo de la general con muchas opciones de alcanzar al sexto.. Pero a kilómetros de distancia de allí, su mujer, embarazada de nuevo, es hospitalizada por segunda vez. Algo no va bien con la segunda operación y el holandés hace las maletas, abandona la vuelta y regresa junto a su mujer e hija.

La suerte vuelve a ser esquiva y da por finalizada la temporada.

Robert Gesink

Robert Gesink

Esta es una historia real. Es la de Robert Gesink, ciclista holandés al que la desdicha parece perseguir. Pero Gesink, ante todo es ciclista, y los ciclistas tienen la capacidad de levantarse una y otra vez. Le llaman resiliencia y su definición se adapta con precisión a los ciclistas:

 

 

 

«es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas»

 2016 es el año en el que Gesink quiere preparar Tour y Vuelta. Se presenta a la Vuelta a Suiza como previo a la ronda francesa y sufre una caída que le provoca una leve pérdida de memoria.

Abandona y pasa varios días sin poder entrenar. Vuelve a coger la bici poco a poco y los primeros días no es capaz de juntar dos días seguidos. Perdido el Tour quiere llegar a la Vuelta y se va a Colorado (EEUU) a  realizar una concentración en altura.

3 de septiembre de 2016: Robert Gesink gana la etapa reina de la Vuelta a España con llegada a la mítica cima de Aubisque. Con 30 años consigue su primera etapa en una gran vuelta..