Miguel Indurain

Mayo de 1980. Chavales, entre 14 y 15 años, pedalean como si fuesen perseguidos por el diablo en un circuito con subidas y bajadas. Las curvas son de 90 grados. Es una prueba ciclista del calendario navarro en la categoría cadete. El lugar, un barrio del norte de Pamplona, de nombre La Chantrea.

Quien esto escribe recuerda llegar a la recta final de la prueba en la parte trasera de un pelotón de no más de 20 ciclistas. El esfuerzo final me impidió ver con claridad lo que sucedía delante, pero aun así distinguí una figura majestuosa, de gran tamaño. No sabía ni su apellido ni de qué equipo era y sin embargo todo el mundo repetía lo mismo: “qué grande es”. Aquel «grandullón» ganó la carrera.

34 años después, su grandeza ya no tiene que ver con la estatura…

¿Por qué Miguel Indurain gusta tanto?

Octubre de 2014. Dos horas y media sin parar de firmar autógrafos, respondiendo a las preguntas de los medios, escuchando uno tras otro a todos los que se acercaban hasta él. Con infinita paciencia fue protagonista de innumerables fotografías. Ofreció un pequeño discurso y recibió gran cantidad de información relacionada con el evento al que asistía. Una vez más Miguel Indurain asombró por su saber estar y sencillez. Fue el invitado estrella en el acto de homenaje a los 90 años de vida de la Peña Ciclista Excursionista de Valencia. Miguel Indurain a sus 50 años sigue ganando seguidores. Su figura, única e irrepetible.

 

“Es increíble…hasta me ha preguntado él a mí”

“Estaba al tanto de todo…me ha sorprendido su interés”

“Se ha interesado por lo que le he contado…”

“Qué cariñoso…ha querido saber de mi hijo”

Todo lo que representaba encima de su bicicleta y que le llevó a ser el más grande dentro y fuera del pelotón, lo ha trasladado ahora a su ámbito personal. Siempre dispuesto a apoyar el ciclismo en cualquier punto de España, Miguel Indurain es el ídolo más cercano, mimado y querido por el pueblo. Nunca se le ha visto presumir de algo, ni siquiera cuando habla de sus triunfos.

 

“una persona sencilla, de su casa, de su tierra y de su familia”

Así lo definió el periodista Julio Martínez Torres a través del Diario de Navarra en 1996, año de su retirada. Y desde entonces “Miguelón” no ha cambiado, sigue siendo sencillo, cercano, afable, educado. No sólo sabe escuchar, también se preocupa y pregunta.

Miguel Indurain Camiseta modelo hombre Miguel Indurain, perteneciente a la colección grandes ciclistas.

Camiseta modelo hombre Miguel Indurain, perteneciente a la colección grandes ciclistas.

Miguel Indurain: una nueva vida

Indurain se retiró en 1996 pero quien le ha visto pedalear asegura que no ha perdido su gran condición física.

 

Una prueba de esfuerzo en 2010 determinó que sus valores fisiológicos siguen siendo superiores a los de corredores jóvenes que están actualmente en el pelotón

 

Miguel sigue montando en bicicleta todo lo que puede. Su estado de forma es excelente para su edad y por ejemplo, en la última edición de la dura Quebrantahuesos llegó a la meta a poco más de media hora del primer participante tras más de 6 horas pedaleando.

Indurain suele ser la envidia de muchos cicloturistas. En verano se le ve pedalear por los Pirineos en compañía de su mujer y amigos. En invierno asiste a eventos cicloturistas en las Islas Baleares. Y por supuesto, asiste a alguna de las grandes competiciones nacionales e internacionales.

Su agenda está llena de invitaciones por parte de los organizadores de las marchas cicloturistas. Sigue siendo el ciclista con mayor reclamo para el aficionado.

Fuera de la bicicleta, Indurain es miembro del jurado de los Premios Príncipe de Asturias de los deportes, del Comité Olímpico español y presidente de la Fundación que lleva su nombre, una entidad sin ánimo de lucro en apoyo del deporte navarro y de sus deportistas.

Miguel Indurain: el padre protector

Llamarse como el más grande ciclista de la historia del ciclismo español no debe ser fácil si quieres dedicarte a este deporte.

Miguel Indurain López de Goicoechea es el hijo mayor de Miguelón. Tiene 18 años y ha debutado en sub-23 dentro del equipo Caja Rural. Cuando le preguntan a su padre por el futuro de su hijo,  suele responder con un “bien…ya veremos”. Quiere que vaya poco a poco, sin prisas y suele acompañarle a las carreras más importantes. Lo curioso es que cuando le preguntan a Miguel hijo por si le pesa la responsabilidad del apellido contesta con un “no me importa, yo voy haciendo lo que puedo y ya veremos”.

Esta es la filosofía de la familia Indurain. Actuar sin prisas, quitándole importancia a las victorias o hazañas logradas. Quizás gracias a eso las derrotas nunca fueron dolorosas.

Han pasado 34 años desde que lo vi por primera vez y este cadete “grandullón” sigue siendo ejemplar en todos los sentidos. Recordó lo narrado al principio de este texto y se interesó por el paso de los años en el transcurso de nuestras vidas. En Valencia ha vuelto a demostrar que tiene el corazón más grande del mundo.

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